martes, 9 de diciembre de 2008

Efecto de la lluvia ácida sobre las plantas

Ya hemos visto que en zonas carentes de lluvias los compuestos que causan la acidez pueden transportarse por el viento y depositarse en la superficie terrestre por acción de la gravedad en forma de polvo y atacar la vida animal y vegetal que nos rodea. Es más, nosotros mismos también estamos siendo afectados por esa polución aérea al respirar los contaminantes y también debido a que la acidificación del suelo conduce a que los metales tóxicos se introduzcan en la cadena alimenticia, es decir, los contaminantes se encuentran dentro de lo que comemos.

La sensibilidad a la acidificación es mayor en aquellas tierras donde la degradación de los minerales se produce lentamente. Cuando el suelo se acidifica se reduce la fertilidad de la tierra. El proceso de acidificación libera metales que pueden dañar a los microorganismos del suelo responsables de la descomposición, así como a los pájaros y mamíferos superiores de la cadena alimenticia, e incluso al hombre.


Un estudio efectuado en Europa determinó que los elementos contaminantes se introducen en los vegetales alterando en distinta medida su metabolismo, siendo la fotosíntesis y la respiración los dos procesos principalmente afectados. Como resultado de estas alteraciones se produce un debilitamiento gradual de la planta, que cada vez se hace más sensible a las plagas y enfermedades, y a la deficiencia hídrica.

Izquierda: Rama de Pino afectada por la lluvia ácida. A la derecha: Rama de Pino libre de contaminación.

Con el transcurrir del tiempo la acidez causa el debilitamiento de la planta hasta provocarle la muerte y en los casos donde la concentración de contaminantes ha sido muy fuerte en la planta aparecen síntomas claros de pérdida de hojas y decoloración.

El aumento de la acidez en los suelos altera su composición produciéndose el arrastre de nutrientes importantes para las plantas. Son los protones procedentes de la lluvia ácida los que arrastran el calcio, hierro, plomo y zinc de la tierra, ocasionando su empobrecimiento y movilizando hacia él metales tóxicos tales como el cadmio níquel, manganeso y mercurio, que al ser absorbidos por la planta le causan el denominado “estrés en las plantas”, que la hace más vulnerable a las plagas. De esta misma forma los metales tóxicos se introducen también en las corrientes de agua. La vegetación expuesta directamente a la lluvia ácida sufre no sólo las consecuencias del deterioro del suelo, sino también un daño directo que puede llegar a ocasionar incluso la muerte de muchas especies.La sensibilidad de cada especie a los contaminantes y a la acidificación es variable. En el reino animal los grupos más sensibles son los peces, los musgos y ciertos hongos, algunos de ellos esenciales para la vida de los árboles, y los organismos acuáticos pequeños.

Es así que una alteración en el grado de acidez en el agua es suficiente para romper los ciclos biológicos y reproductivos de líquenes, hongos y moluscos, alterando los siguientes niveles de la cadena trófica, dado que los peces pierden su alimento y así mismo las aves y mamíferos que se alimentan de los peces, con la posibilidad de provocar daños irreversibles en el ecosistema.